Cuando eres niño no entiendes por qué los adultos lloran en Navidad. Para ti, es el momento más esperado del año. Toda tu familia se reúne, lo que en mi caso significaba que todos los primos se reunían y éramos un montón. "Santa" te traía lo que le pidieras, comida deliciosa, ropa nueva; puedes acostarte súper tarde y no hay clases. Literalmente, solo cosas buenas. Lo menos que se te ocurriría es llorar. Sin embargo, recuerdo siempre ver a mi abuela Miriam llorando cuando se acercaba el cañonazo, y era imposible para mí conectar con ese sentimiento.
Veinte años después, lo entiendo todo. Las gaitas "hits different" cuando eres adulto, estás lejos de tu familia y de tu país. La navidad es mejor sin la nostalgia, y no volverás a disfrutar las navidades como cuando eras un niño y ese sentimiento no existía. Ahora la familia está regada por todo el mundo en diferentes husos horarios; es decir, que ni siquiera se nos va el año a la misma hora. Ahora tú eres "Santa", y con suerte podrás darle a tu hijo lo que pida. Esa comida deliciosa debe ser preparada por alguien, y eso no sería tan grave si no tuviéramos algo como la hallaca, que es fácilmente el plato con más trabajo del mundo (aunque lo vale, eso sí). El trabajo probablemente solo se detendrá un día, y el 26 de diciembre o el 2 de enero ya estás trabajando como si nada. Entonces, más que recordar a mi abuela y conectar con sus ganas de llorar, es que ahora ella ni siquiera está conmigo, y desde ese momento, nada fue igual.
Ahora mi motivación es que mi hija pueda vivir navidades tan buenas como las que yo tuve a su edad. Y si me ve llorando, no pueda entender por qué.
Preciso, es curioso como solo el tiempo nos da las respuestas a lo que un momento no entendíamos. Buen texto mano.